Cómo Empezó Todo (Y Por Qué Seguimos)
En 2018, Esperanza trabajaba como consultora en recursos humanos y veía el mismo patrón en cada empresa: empleados agotados, licencias por estrés en aumento, y soluciones superficiales que no funcionaban realmente.
Ya practicaba yoga desde hacía años, pero fue cuando comenzó a enseñar clases informales a sus compañeros de trabajo que se dio cuenta del potencial real. No eran las posturas complicadas lo que ayudaba — eran las técnicas de respiración simples, los estiramientos específicos para quienes pasan 8 horas frente a una computadora.
"El momento decisivo fue cuando un gerente me dijo que por primera vez en meses había dormido bien después de nuestra clase. Ahí supe que esto tenía que ser más grande."
Catalina se unió al equipo en 2020, trayendo su experiencia en yoga terapéutico y una comprensión profunda de cómo adaptar prácticas ancestrales a necesidades modernas. Juntas hemos desarrollado programas que realmente funcionan en el mundo corporativo real.
Hoy trabajamos con empresas de tecnología, consultorias, bancos y startups. Cada grupo es diferente, pero la necesidad es universal: encontrar momentos de calma y conexión en medio de la productividad constante.